Herederos de un pasado repleto de experiencias hostiles donde no nos comíamos un rosco y por supuesto todo el mundo lo sabía, existe una necesidad biológica de demostrar a los congéneres que ya eres otro, que de repente triunfas y follas. Este comportamiento es ya de por sí innato en todos los tíos, pero si le añades los déficits emocionales que el Nuncafollismo ha ido erosionando en nuestras mentes, se torna en un cóctel mortal. Recuerdo que en los albores de mi existencia cortejadora, cuando vivía todavía en el planeta de los Nuncafollistas y conseguía ligarme una tía de rebote, lo primero que hacía era radiarlo. De alguna manera ellas asocian estas ideas. Y ellas, que les encanta enamorarse y sentirse especiales, lo saben. Lo hacen porque les caen mal o las ven como rivales y quieren desacreditarlas. Competencia pura y dura. Lo dicho, discreción siempre.
Exploración corporal de pies a cabeza con crema y aceite. Para deshinibidos y quien quiera relajarse. Tienes ducha previa. Discreción e higiene. Alguien nuevo para sexo gratis soy golosa y atrevida tambien por videollamada y hablamos besicos.
Se acercó a mi a darme dos besos. Olía a tabaco. Qué asco.
Al salir del baño me fijé que había un chico en la cabina de la que acababa de salir. Mientras pasaba por su lado, el chico me hizo señales de que me metiera en la cabina y dada las ganas que tenía de zampar y con las bolas azules con las que me habían dejado no pude negarme, así que entré, me coloqué de rodillas y esta vez sin perder nada de tiempo le baje los pantalones y los calzoncillos y empecé a tragarme ese rabo como si me fuese la vida en ello. Hasta el fondo y sin respirar, de dentro hacia fuera repitiendo el ciclo un par de veces.